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Superar la herencia negativa

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En este mundo podemos heredar cosas materiales de nuestros antepasados, tanto positivas (por ejemplo, una fortuna) como negativas (deudas). Vemos que la vida y las decisiones de quienes nos precedieron nos han moldeado y siguen influyendo en nosotros.

Del mismo modo, recibimos una herencia espiritual de nuestros antepasados, que puede contener tanto un lado positivo (bendiciones) como uno negativo (maldiciones). A menudo no somos conscientes de todas las cosas que componen nuestra herencia espiritual, pero el hecho es que la hemos recibido y nos influye. Afortunadamente, tenemos la oportunidad de liberarnos de todas las influencias de una herencia negativa renunciando a ella. Esto no ocurre automáticamente, sino que requiere nuestra decisión consciente.

Así que la buena noticia es: No elegimos a nuestros antepasados, pero podemos decidir qué tomamos de ellos y seguir adelante.

El efecto del pecado en las generaciones

Cuando observamos a las familias, podemos ver que existen patrones de pecado. Si un hombre lucha con la ira, probablemente su padre y su abuelo también lo hicieron. No solo un individuo es afectado sino también toda la familia. Por ejemplo:

  • Susan procede de una familia de éxito académico. Sus padres siempre la impulsaron a ser excelente, como ellos habían sido impulsados por sus padres. Ella aprendió el patrón de definir su autoestima sólo a través del éxito. Cree que Dios sólo la acepta si no comete errores. Al igual que las generaciones anteriores, nunca ha aprendido a amarse a sí misma ni a aceptar a los demás incondicionalmente. Vive constantemente aislada y con miedo al fracaso.

El pecado a menudo se transmite de generación en generación hasta que alguien se levanta y lo detiene activamente. Al perdonar y alejarse de este patrón de pecado, podemos ser libres de esta herencia negativa. Antes, las bendiciones de Dios habían sido robadas. Pero ahora, las buenas intenciones de Dios pueden hacerse realidad en nuestras vidas y en las de nuestros descendientes. Por ejemplo:

  • Cuando Carol estaba a punto de casarse, se dio cuenta de que temía constantemente que su pareja la dejara. En oración, Dios le mostró que en su familia había un patrón de hombres que dejaban a las mujeres. Su abuelo se había alejado emocionalmente de su abuela y su padre se había divorciado de su madre, lo que había provocado la mentira de que “los hombres no son dignos de confianza”. Después de perdonar y renunciar a todo lo relacionado con esa herencia negativa, se liberó de esos temores y se llenó de alegría.

Jesús nos da una nueva herencia

Dios nos ofrece la oportunidad de convertirnos en sus hijos, de ser adoptados en su familia (Juan 1:12-13). Esto sólo es posible a través de Jesucristo (ver “Historia de Dios”). Cuando aceptamos su oferta y nacemos de nuevo, Jesús nos da una nueva herencia (Romanos 8:17). También a través de Él podemos ser libres de todas las influencias negativas de la herencia que recibimos de nuestros antepasados.

Inicialmente, recibimos nuestra herencia negativa sin una implicación consciente por nuestra parte. Pero en la mayoría de los casos, comenzamos -consciente o inconscientemente- a asociarnos con los pecados de esa herencia y con las mentiras subyacentes. Así que nosotros mismos nos convertimos en culpables de ese pecado, al igual que nuestros antepasados. Para ser realmente libres, necesitamos confesar este pecado a Dios y arrepentirnos, es decir, elegir rechazarlo y apartarnos de él. Podemos orar en general y dejar que nuestra herencia sea limpiada por Jesús; pero si no somos conscientes de en qué áreas ya hemos integrado patrones pecaminosos en nuestra vida y seguimos haciéndolo, entonces no veremos mucho cambio. Por eso es importante dejar que Jesús nos muestre cuales son las partes insanas de nuestra herencia. Si nosotros mismos ya estamos asociándonos y cometiendo el pecado de nuestros ancestros, no es suficiente con simplemente rechazar la herencia insana. Tenemos que arrepentirnos de ella personalmente también.

Aplicación

No tenemos que resolver esto por nuestra cuenta. En una conversación con Dios, Él puede mostrarnos, paso a paso, lo que necesitamos hacer. Si hacemos todos los pasos necesarios para limpiar los elementos negativos de nuestra herencia espiritual, ya no tendrán poder sobre nosotros.

¡Usa el apoyo de un buen ayudante! Si te sientes presionado o te sientes de alguna manera incómodo haciendo esto, ¡dilo! Si estás preparado para entablar una conversación con Dios, puedes empezar:

Padre Dios, ¿hay algún problema en mi vida que haya heredado de mis antepasados?

Deja que Dios te muestre el problema. Él también puede mostrar más detalles sobre cuándo y cómo este pecado entró en tu familia.
Perdona a los miembros de tu familia involucrados por su pecado y por abrir una puerta al diablo al asociarse con él (ver la hoja de trabajo “Perdonar paso a paso” para más detalles).

Espíritu Santo, ¿dónde me he unido a este pecado?

Confiesa a Dios tu pecado y el de tu familia, arrepiéntete y pídele a Dios que te perdone (ver hoja de trabajo “Confesar los pecados y arrepentirse” para más detalles).

Jesús, en tu nombre rechazo esta parte de mi herencia que no es tuya. Jesús, por favor purifica mi herencia en tu sangre.

Pregúntale a Dios si una mentira entró en tu vida a través de este pecado. Si es así, rechaza esta mentira y deja que Jesús te muestre la verdad.
Puedes preguntarle a Dios si te han robado algo a ti y a tu familia a través de este pecado. Si la respuesta es afirmativa, reclama su devolución, pide a Dios su bendición y ora también por tu familia.
Si es necesario, pregúntale a Jesús qué otros pasos tienes que dar. En caso de que Él te muestre otro problema, vuelve a empezar la guía de aplicación desde el principio.